lunes, 5 de abril de 2010

RODRIGO BORJA CEVALLOS


Período Presidencial: 10 de agosto de 1988 a 10 de agosto de 1992.
Primera dama: Carmen Calisto Ponce
Vicepresidente: Luis Parodi Valverde: 10 de agosto de 1988 a 10 de agosto de 1992.

"Las personas más propensas a los peligros son las que rehúsan el riesgo" fue la lección que el doctor Luis Felipe Borja del Alcázar dio a su hijo Rodrigo nacido en Quito el 19 de junio de 1935. Para ganarse la vida, su madre, la señora Aurelia Cevallos, regentaba un taller de modas. Criado entre el riesgo y la austeridad, el niño Rodrigo ingresó a la primaria del Colegio Americano de Quito, del que tuvo que salir en 1943 porque su padre fue desterrado a Lima a causa de un golpe fallido contra el presidente Carlos Arroyo del Río. Borja no guardó un buen recuerdo de la ciudad de los Virreyes. Retornó al Americano y en él se graduó de bachiller a los 19 años de edad luego de haber aprobado la secundaria "con las justas", pues más le interesaban el baloncesto, el toreo, el tenis y el automovilismo. En este deporte habría de obtener años después algunos triunfos.

Esta pasión por el deporte se reflejó en la presidencia en forma de satisfacción vicaria ya que Borja no perdía oportunidad para vestirse de militar, de submarinista, de piloto, de comando y de paracaidista. Se reflejó también cuando invitaba a los periodistas a seguir el Mundial de Fútbol Italia 90 en la pantalla grande de la Casa Presidencial, donde, de pie sobre una silla, arreglaba él mismo las cortinas para que hubiera la suficiente oscuridad. Borja se volvió estudiante serio en la Universidad Central. Con su característica certeza afirmó que "solo dos veces no saqué diez". Presidió la Asociación Escuela de Derecho y se afilió al Partido Liberal Radical, más afín con la tradición de la familia paterna. Descendiente en línea directa de los Borgia del Renacimiento, el perfil del presidente Borja se parece al de Rodrigo Borgia (el papa Alejandro VI). Ambos, además, eran dados al amor de las mujeres.






OBRA
En 1988, el gobierno de Borja reinstauró el sistema de mini devaluaciones con ajustes progresivamente mayores a fin de combatir la inflación. Según el economista Fidel Jaramillo Buendía, "El sistema de mini devaluaciones tuvo varias virtudes: revirtió el caos cambiario vigente hasta 1988, logró mantener un tipo de cambio real más bien competitivo, corrigió los desfases resultantes mediante la entrega anticipada de divisas a los exportadores y permitió, de este modo, que los agentes planificaran sus necesidades de inversión". Bajo este sistema, las nuevas exportaciones de flores, melones, piñas, tabaco en rama y productos industrializados crecieron un 25 por ciento en 1991 respecto del buen crecimiento que habían alcanzado en 1990. Y se estimó que para fines de 1992 las exportaciones globales llegarían a un poco más de tres mil millones de dólares -la marca más alta hasta entonces en la historia de este rubro- como, en efecto, ocurrió.

La inflación llegó al 75,6 por ciento de promedio anual y al 99 por ciento de promedio anualizado en marzo de 1989. El Gobierno no pudo bajar el ritmo del crecimiento de la inflación a un 30 por ciento anual como en un principio se había propuesto, pero para julio de 1992 lo había reducido al 51,79 por ciento. Como una señal de buena fe, pagó montos simbólicos de la deuda comercial y autorizó la conversión de la deuda externa para inversiones sociales En 1989, el Citibank retuvo arbitrariamente 80 millones de dólares depositados en sus arcas por el Banco Central y se cobró así, a la brava, un préstamo cuyo plazo de pago no había llegado aún. Aunque el Gobierno no pudo renegociar la deuda externa, dejó expedito el camino para hacerlo, pues la banca externa acreedora aceptó la tesis ecuatoriana de que la solución del problema presuponía también un arreglo global a largo plazo. Ante la moratoria de pagos al Estado por la empresa eléctrica (EMELEC), el gobierno la intervino, pero no resolvió el problema. La reserva monetaria internacional que en julio de 1988 era de menos 320 millones de dólares llegó en mayo de 1992 a 455 millones: el gobierno de Borja había podido, pues, acumular un total de 755 millones de dólares. La economía, estancada en los tres primeros años, creció en 1991 en un 4.4 por ciento gracias a la recuperación -coyuntural- manufacturera y al dinamismo del sector agrícola.
En 1989 se expidió la Ley de Régimen Tributario Interno. CEPE fue transformada en Petroecuador y asumió el manejo del oleoducto que estaba operado por la TEXACO. En 1990, se expidió la Ley de Reforma Arancelaria que reducía drásticamente esos tributos a fin de favorecer el comercio y combatir el contrabando. Se promulgaron las leyes de Maquila, de Contrato a Tiempo Parcial y Zonas Francas, y la ley del Consumidor.

LA DEUDA SOCIAL

"Sin embargo", anota Patricia Estupiñán, editora de "Vistazo", "Borja perdió la dorada oportunidad de realizar las reformas sociales estructurales, prometidas en la campaña, al dejar transcurrir el tiempo en que disponía de una mayoría parlamentaria". Y el economista Alberto Acosta, observa que "A pesar de que (este gobierno) logró controlar algunas variables macro desbocadas a partir de los excesos liberacionistas del febrescorderato, las dificultades económicas de las masas se agudizaron... Los niveles de miseria, indigencia, desnutrición y desocupación alcanzaron el mayor grado de deterioro desde 1982... De un análisis de la evolución de los salarios de enero de 1980 a julio de 1993, el gobierno que más comprimió las remuneraciones reales fue el del Dr. Rodrigo Borja".

El historiador Jorge Salvador Lara resalta que "Sin el exhibicionismo de múltiples carteles propagandísticos, Borja efectuó una serie trascendental de grandes, medianas y pequeñas realizaciones materiales en todo el país, tales como la red de poliductos en la Costa, el relleno hidráulico de Guayaquil, la terminación del coliseo Rumiñahui en Quito y numerosas obras públicas (hospitales, carreteras, puentes, edificaciones escolares, vivienda), así como tareas de tanta importancia para el bienestar social como el millón de desayunos diarios a los niños (200.000 mediante la Conferencia Episcopal), la red comunitaria de desarrollo infantil (130.000 niños del campo atendidos en el mejoramiento nutricional), la asistencia médico-familiar a los hogares (millón y medio de ecuatorianos atendidos), mejoramiento carcelario, alfabetización de adultos, educación básica, y vacunación".

EL MANEJO POLÍTICO

Con el fin de promover la paz social, Borja tomó las polémicas medidas de usar la Ley de Gracia para dar libertad a los comandos de Taura que habían secuestrado al presidente León Febres-Cordero, y dialogar con el ala mayoritaria de lo que quedaba del desmantelado grupo guerrillero "Alfaro Vive, Carajo" logrando que éstos entregaran las armas y se reintegraran como partido político en la vida establecida de los ciudadanos regulares.

En enero de 1990, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ramiro Larrea Santos, dictó orden de prisión contra el ex presidente Febres-Cordero por un supuesto peculado en la contratación de un experto israelita para entrenar a las fuerzas de represión. Asimismo la Corte Superior de Guayaquil dictó una nueva orden de captura contra el ex candidato presidencial Abdalá Bucaram por un juicio de peculado en el transporte de cascajo cuando fungía como alcalde de Guayaquil. En agosto, un tribunal de la Corte Suprema declaró inocente a Febres-Cordero y en octubre de 1990, el Congreso amnistió a Bucaram, quien regresó de Panamá adonde había huido del brazo de la Justicia. Los acusados se convirtieron en víctimas y cosecharon buenos frutos políticos.

El tortuguismo en la toma de decisiones y los estragos causados por la inflación minaron la popularidad del presidente y su partido. Esta impopularidad se manifestó en las elecciones de diputados, alcaldes y prefectos provinciales celebradas en junio de 1990 y en las que triunfaron los partidos de la oposición. La ID perdió 19 congresistas. Pero la nueva mayoría formada por el Partido Social Cristiano y el PRE se disolvió tras incidentes bochornosos en el Congreso. Averroes Bucaram, presidente gracias a esa nueva mayoría, fue sustituido. La oposición perdió su garra.
Borja respetó la libertad de prensa y los derechos humanos. En el régimen de Febres-Cordero la Policía había detenido arbitrariamente, torturado, asesinado y hecho desaparecer a dos jóvenes de la familia colombiana Restrepo-Aristizábal, residente en Ecuador. La Policía hizo desaparecer los cadáveres y obstaculizó de modo sistemático la investigación con mentiras, engaños y contradicciones. La familia luchó sin desmayo porque se aclarara este crimen y se castigara a los culpables. La ciudadanía apoyó a los Restrepo. Borja nombró una Comisión Nacional para investigar el hecho, pero los comisionados resultaron poco eficaces. Cediendo a la presión del exterior, Borja creó una Comisión Internacional que aclaró el crimen, aunque los cadáveres del niño y del jovencito nunca fueron encontrados y los culpables recibieron un castigo insuficiente. Según estadísticas de Derechos Humanos, hubo más desaparecidos en el gobierno de Borja que en el de Febres-Cordero. En el de éste, el hecho obedeció a una política de represión. En el de aquél, a abusos de la Policía.

El Gobierno cumplió su promesa de alfabetizar. El ministro de Educación diseñó y ejecutó un publicitado plan de alfabetización, cuyos actores fueron los estudiantes de quinto y sexto curso de Secundaria. La campaña, exitosa a corto plazo y útil para los instructores, falló a mediano plazo por falta de continuidad, método y dedicación.
Borja mejoró las relaciones con Perú. Sugirió la conveniencia de un arbitraje del Papa para solucionar el problema territorial e invitó al presidente Alberto Fujimori a visitar Ecuador. El pueblo de Quito acogió cordialmente al mandatario. Era la primera visita oficial de un presidente peruano a Ecuador en la historia de los dos países. Borja orientó la política exterior a la "reinserción del Ecuador en el mundo". Él mismo viajó 17 veces a Europa especialmente, y también a Asia y América. En estos viajes se distinguió como orador serio. Estas visitas impulsaron el comercio exterior. La imagen del Ecuador quedó restaurada.









MENSAJE

Borja leyó su mensaje de asunción al Poder ante siete presidentes de países amigos y 1.850 invitados de variada procedencia: políticos, empresarios, escritores y artistas. Su mensaje titulado "Paz y Unidad" enunció cuatro propuestas: el desarrollo político que propendería a abrir canales de participación en la toma de decisiones; el restablecimiento de la economía mediante un programa de emergencia y políticas de empleo intensivo, reglas de juego claras, seguimiento de la inflación, crédito para producir y democratización del crédito; el rescate de la moral pública de modo que la palabra del presidente fuera revalorizada; y la búsqueda de una "paz con dignidad" en el asunto territorial. "El problema internacional es", dijo, "un problema de economía, y, por eso la deuda es un problema político". Asignó, en consecuencia, a las Fuerzas Armadas un nuevo objetivo: el desarrollo económico social. Vinculó, además, la seguridad nacional con el respeto a los derechos humanos al afirmar que "Un Estado es seguro cuando es capaz de garantizar los derechos humanos de sus habitantes". El resultado de tales aspiraciones es la paz. Concluyó su mensaje con estas palabras: "Firmo hoy, con el puño y letra de nuestro pueblo un convenio a largo plazo con la esperanza.

NUEVAS ESPERANZAS

Esperanza era lo que el Presidente más necesitaba porque en el campo de la política internacional el gobierno de León Febres-Cordero había minimizado las relaciones con América Latina, Europa y otras regiones, politizado el servicio Exterior y el ministerio de Defensa Nacional y había atendido, casi de modo preferente, a mantener muy buenas relaciones con los Estados Unidos. El Canciller reconstructor Edgar Terán había declarado que "Consultaría con las autoridades norteamericanas las reformas constitucionales" en las que estaba empeñado el régimen; y Febres-Cordero había afirmado que los "Contras tenían el derecho a la lucha por la libertad de Nicaragua".

Esperanza era lo que Borja necesitaba. Porque encontró una situación económica muy difícil. El descalabro de varios sectores de la economía en el régimen de León Febres-Cordero se debió a la brusca baja del precio del barril del petróleo en el mercado internacional; al terremoto que ocasionó la suspensión de las exportaciones petroleras durante cinco meses; a la adopción de políticas neoliberales aisladas, por ejemplo, la flotación de las tasas de cambio y de interés en agosto de 1986, y a una política de gasto público irresponsable y contradictoria durante el último año de gobierno.

La esperanza era urgente para Borja, pues aunque Febres-Cordero había eliminado con mano dura y sin contemplaciones la actividad guerrillera de "Alfaro Vive, Carajo", Ecuador se hallaba en crisis de valores políticos, constitucionales y éticos como resultado de una administración calificada de "dictadura civil" por el ex presidente Osvaldo Hurtado, el adversario más radical y coherente del régimen reconstructor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario